El entorno actual es impredecible, por lo que es necesario modificar la forma en la que se llevan a cabo los procesos dentro del negocio.
Hasta fines de los años 80, los estados pequeños con capacidades atómicas, como Corea del Norte o Pakistán, los ataques terroristas como el 9/11 o las pandemias, eran eventos para nada usuales. En dicha década se impuso, en los Estados Unidos de América (EUA) el término realidad VICA, para describir un entorno global volátil, incierto, complejo y ambiguo.
En la actualidad, los líderes en entornos VICA han ido transformando la estrategia en un asunto que se resume en mayor experimentación y menos planificación. Hoy los directivos prefieren hacer ensayo y error a bajo costo para demostrar la factibilidad de una idea antes de comprometer el capital. Con el auge de la experimentación, fueron quedando atrás los estudios de mercado y los focus groups, porque cada vez es más claro que hay una brecha grande entre lo que los clientes dicen y lo que hacen
Hoy, los desarrollos avanzan de otro modo: como cuando una cebolla es partida en dos, se entrega una pequeña capa de funcionalidad productiva a la vez y poco a poco se agregan más funcionalidades. Los enfoques contemporáneos proponen iniciar entregando un mínimo de funcionalidades que le permitan al cliente experimentar y a la empresa confirmar la viabilidad de la idea. Así, de inmediato, esta dinámica sumerge, tanto a los desarrolladores como a los usuarios, en un aprendizaje mutuo, que promueve un producto a la medida de lo que espera el cliente.
Por último, las decisiones en ambientes VICA ameritan un proceso de decisión más ordenado, ya que en el entorno existen otros ingredientes que también son menos claros. Así, los descubrimientos de los últimos 40 años en psicología y economía de la conducta demuestran con claridad que todos los seres humanos somos víctimas de sesgos predecibles y sistemáticos, los cuales con frecuencia nos llevan a tomar decisiones erradas.
Todo lo anterior coincide con investigaciones recientes, las cuales indican que en el 50% de las decisiones que los gerentes toman, recurren a este tipo de mecanismos automáticos, invocando la intuición o los presentimientos. Con ello, dejan de lado procesos racionales de pensamiento. En conjunto con los factores inestables y poco claros del entorno VICA, la tendencia a no priorizar modelos racionales de pensamiento lleva con facilidad a caer en errores predecibles y sistemáticos. Como el ser humano tiende a tomar decisiones no racionales, resulta indispensable hacer un esfuerzo para identificar y corregir posibles sesgos. Esto se traduce en el uso de técnicas como pensar en diferentes escenarios, involucrar a un tercero ajeno a la decisión para que provea retroalimentación objetiva o reflexionar acerca de todo lo que podría salir mal en un proyecto.
Por fortuna, existen estrategias para hacer frente a esta realidad. Una de ellas es experimentar más y planificar menos. Por último, conviene también abordar las decisiones importantes con un proceso ordenado y libre de sesgos inconscientes.